Cómo no entrenar para correr por montaña
Las carreras de montaña, esa disciplina tan de moda, que tanto nos gusta, y que sus particularidades tiene, poco conocidas, incluso para los adeptos a esta especialidad. En este artículo a modo jocoso te muestro algunas forma para como no entrenar para correr por montaña.
Esa competitividad como en toda carrera, que hace que intentes adelantar a toda costa incluso en sitios complicados, simulando cual cabra montesa que te pasa brincando cerca como si tal cosa; todo por arañar unos diez segundos al crono, que suponen un sobreesfuerzo que quizás pagues más adelante.
Entrena inteligente
Esos entrenamientos anárquicos y sin planificación alguna, que tú creías que eran suficientes y claramente no los son, para tu carrera u objetivo, o sí, pero hicieron que llegaras en un estado tan lamentable que hasta las piedras del camino tenían mejor aspecto que tú, más pálido que el musgo seco del verano sobre el sol ardiente.
Ese sol, frío y viento, del que no te protegiste, tus ojos vidriosos de tanto elemento meteorológico en tantas horas iban pidiendo clemencia… unas míseras gafas de sol!! alma de cántaro. Y no te digo tu piel, que está más seca y cuarteada que las hojas secas que pisas, un poco de crema solar o simplemente manga larga y gorra -si eres un obseso de lo ecológico-.
Esos entrenamientos de fuerza, que te saltaste, que te cansaban, te aburrían,… y que ahora te supone que trepar por esas rocas, dar esos pequeños saltos entre piedras, raices y desniveles te parezcan algo más típico de superman que de tu actual aspecto de Piltrafa de superheroe americano.
«Vas bien», esa es la mejor forma para NO entrenar para correr por montaña.
Técnica de carrera
Esa técnica de carrera, que siempre te decía tu entrenador que mejoraras y tu contestabas «es que yo corro así», o pasabas de tener entrenador, porque esto de entrenar lo hace hasta un mono con conexión de banda ancha. Cuando te insistía, cambiabas mínimamente la postura, pero sin asimilar realmente, sin trabajar conscientemente el aprendizaje.
Esa técnica, que kilómetro tras kilómetro hace que consumas más energía -de la que dicho de paso, no vas sobrado-, tus movimientos no sean tan graciles y armónicos como esa cabra que te saludo antes mientras volaba sin esfuerzo
Movimientos ancestrales
Esas horas sentado en la oficina que hacen que tu salida a la montaña sea placentera, pero tus hombros siguen más tenso que antes, incluso estando disfrutando en la naturaleza. Estrés por las piedras, los obstáculos, te dices. ¿has visto algún niño estresado y contraído corriendo? ¿y una cabra? ¿y un niño-cabra?
NO entrenar la atención
Qué bonito este paisaje, qué árboles, que vista del embalse de Santillana… Ay… que me caígo ¿cómo no habré visto esa raíz? Será que vas distraido sin prestar atención a las señales pertinentes, es decir, dónde vas a dar cada paso, qué cadencia tienes, cómo vas de cansado,… y ajustar y centrarte en lo importante, para reducir todo eso que quieres evitar (caídas, golpes, tropiezos, contracturas, etc.)
Y qué bonito ir con música por la montaña, y si es clásica mejor, relajarme, aislarme del mundo, de los demás… ya ni les veo. Tanto que hace mucho que no veo a nadie, ni las marcas de la carrera, ni banderolas rojas, ni una mísera lagartija… Te giras y ves a algún corredor a lo lejos… Sí, te perdiste!! La distracción musical hizo que tu atención -nuevamente- se difuminara.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de Javier Franco (@connectybody) el